Mal Comedores
El comportamiento “quisquilloso” frente a las comidas puede ser común en niños entre 2 y 5 años de edad. No es algo para preocuparse pero sí es importante “ocuparse” y conversarlo con el pediatra. Los profesionales de la salud describen a estos niños como “mal comedores”, y las causas de este tipo de comportamiento son múltiples.
Tener malos hábitos alimentarios no siempre se va a ver reflejado en el peso, muchos de estos niños puede presentar peso dentro de parámetros normales y sólo en algunos de ellos se observa sobrepeso; pero en los niños que no comen, el momento de la alimentación implica lucha y tensión entre padres e hijos.
Las comidas deben ser un momento de relajación para todos, y si además es divertido, mucho mejor. Esto ayuda a que los niños coman adecuadamente y además los acerca como familia.
¿Cuál de los siguientes consejos podrías implementar en casa?
Paso a paso:
Introducir los alimentos nuevos de a uno por vez, en lugar de servir un plato completamente diferente.
De más chiquito a más grande:
Iniciar las nuevas comidas con pequeñas porciones para luego pasar a porciones más grandes. Si come poca cantidad las primeras veces que pruebe algo, es absolutamente normal.
Ser positivos:
Algunos niños hacen asociaciones negativas con ciertas comidas, por ejemplo, relacionan algún plato en especial con algún periodo en que estuvieron enfermos, entonces hay que cambiar la forma y textura de estas comidas para que el niño cambie estas asociaciones a positivas.
Comidas más saludables:
Hay que mejorar el contenido nutricional de la comida que su niño disfruta. Por ejemplo, intentar una variedad de pasta o pizza con vegetales; o se puede agregar un rodaja de tomate y una hoja de lechuga al sándwich.
Sin sobornos:
No usar las comidas o postres como “premio” o “castigo” para que coma el resto. Estas acciones no se recomiendan.
Sin pantallas:
Esta bueno evitar mirar televisión u otros distractores, usar celulares, tablets, jueguitos, consolas (los niños y los adultos!), que puedan causar desinterés en la comida. Conversar con su hijo y compartir sus experiencias para que el niño sepa que ese es “su momento” y aguardar con ganas que llegue el momento de comer juntos.
Tratar de Involucrar a sus hijos
En las compras, en el supermercado y dejarlo servir la mesa o ayudar a levantar los platos luego de finalizar las comidas.
Los horarios y las rutinas:
Servir la comida en intervalos de tiempo regulares, evitar comer fuera del horario, tener rutinas más o menos estables, aunque flexibles para las comidas del día.
Dar el ejemplo:
Los adultos deben tratar de consumir comida saludable y demostrar entusiasmo. Nunca decir que algo no te gusta cuando los niños están presentes.
El objetivo de todas estas acciones es mantener un adecuado estado nutricional, pero fundamentalmente la reeducación alimentaria, para que el hábito pueda mantenerse a lo largo del tiempo.
Durante este período de reeducación, puede pasar que el niño esté algunos días sin comer “nada”, entonces podría ser necesario utilizar un suplemento nutricional. De esta forma, se aseguran los aportes de nutrientes esenciales mientras se está educando en la alimentación adecuada, siempre bajo el seguimiento con su pediatra o nutricionista.
Los padres que están bien informados respecto a los nutrientes y su importancia para el crecimiento, así como aquellos que apoyan a sus niños para desarrollar buenos hábitos nutricionales y de vida, tienen la posibilidad de entregar a sus seres más queridos un regalo que no tiene precio: Una vida saludable.