CAMPAÑA NACIONAL DE VACUNACIÓN
DEL 1° de OCTUBRE al 30 de NOVIEMBRE de 2018
Desde el 1 de octubre al 30 de noviembre, se llevará a cabo la Campaña Nacional de seguimiento contra sarampión y rubéola.
Durante la Campaña, se aplicará una dosis adicional y obligatoria de triple viral (MMR II) a niños y niñas de 13 meses a 4 años inclusive, independientemente de las dosis recibidas previamente; esta dosis no se contabilizará a los fines del Calendario Nacional.
No necesita orden médica, y puede aplicarla en vacunatorios privados (con turno previo gestionado en la web respectiva) u hospitales públicos.
Acerca del Sarampión
El sarampión es una infección respiratoria sumamente contagiosa provocada por un virus. Produce una erupción cutánea que afecta todo el cuerpo y produce síntomas similares a los de la gripe, como fiebre, tos y secreción nasal.
Síntomas
Aunque el sarampión es más conocido por la erupción que provoca en todo el cuerpo, los primeros síntomas de la infección suelen ser tener tos seca, secreción nasal, fiebre alta y ojos rojos.
La erupción del sarampión comienza de 3 a 5 días después de iniciarse los primeros síntomas, y suele presentarse junto con fiebre de hasta 40 °C. Esta erupción de manchas planas de color rojizo suele aparecer primero en la frente, para luego extenderse hacia la cara, el cuello, el tórax y el resto del cuerpo hasta los brazos, las piernas y los pies. La fiebre y la erupción desaparecen gradualmente después de varios días.
El sarampión es sumamente contagioso. Un noventa por ciento de las personas que no han sido vacunadas contra el sarampión se contagiarán al entrar en contacto con una persona infectada. El sarampión se propaga cuando las personas inhalan o tienen contacto directo con fluidos infectados con el virus, como por ejemplo las pequeñas gotas de saliva que rocía (esparce) en el aire una persona que tiene sarampión, al estornudar o toser. Es posible que la persona que ha estado expuesta al virus no presente síntomas hasta 8 o 10 días después.
Las personas que tienen sarampión son contagiosas (pueden pasar la enfermedad a otras personas) hasta 5 días antes y hasta 4 días después de que comience la erupción, y el contagio es aún mayor mientras el enfermo tiene fiebre, secreción nasal o tos.
Prevención
Por lo general, los bebés están protegidos del sarampión durante los primeros seis meses de vida debido a la inmunidad que les transmiten sus madres. Los niños mayores se protegen vacunándose contra el sarampión siguiendo las regulaciones estatales y escolares.
Para la mayoría de los niños, la protección contra el sarampión es parte de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) que se administra entre los 12 y los 15 meses de vida y nuevamente entre los 4 y los 6 años de edad.
Tratamiento
No existe un tratamiento específico para el sarampión. Para aliviar los síntomas, que generalmente duran dos semanas, dele a su hijo mucho líquido y permítale descansar lo más posible. Si su hijo está muy incómodo a causa de la fiebre, dele una medicina para tratar la fiebre que no contenga aspirina, como por ejemplo acetaminofeno o ibuprofeno.
Recuerde que nunca debe darle aspirina a un niño que tiene una enfermedad viral, dado que el uso de esta medicina en estos casos está ligado con el síndrome de Reye.
¿Cuándo debo llamar al pediatra?
Llame al pediatra inmediatamente si sospecha que su hijo tiene sarampión. Además, es muy importante obtener atención médica después de haber estado expuesto al sarampión, especialmente si su hijo:
- es bebé
- está tomando medicamentos inmunodepresores
- tiene tuberculosis, cáncer o enfermedades que afectan el sistema inmunológico
Lo más importante que debe recordar es que el sarampión, una enfermedad común en el pasado, puede evitarse con la vacunación adecuada de rutina del niño.
Acerca de la Rubéola
La rubéola es una infección que afecta prioritariamente a la piel y los ganglios linfáticos. Está provocada por el virus de la rubéola (que no debe confundirse con el virus que provoca el sarampión), que generalmente se transmite mediante la inhalación de gotitas procedentes de la nariz o la garganta de personas infectadas.
Dado que se trata de una enfermedad que suele ser leve, el principal riesgo médico de la rubéola está en la infección de una mujer embarazada, lo que a veces puede provocar el síndrome de rubéola congénita que implica malformaciones en el bebe de la mujer embarazada. Para evitar este síndrome es fundamental adherirse a los programas de vacunación.
La rubéola es una infección que afecta prioritariamente a la piel y los ganglios linfáticos. Está provocada por el virus de la rubéola (que no debe confundirse con el virus que provoca el sarampión), que generalmente se transmite mediante la inhalación de gotitas procedentes de la nariz o la garganta de personas infectadas.
Contagio
La rubéola se contagia de una persona a otra a través de pequeñas gotas de secreciones contaminadas procedentes de la nariz y la garganta. Las personas con rubéola son más contagiosas durante el período de tiempo comprendido entre una semana antes y una semana después de la aparición de la erupción. Las personas que están infectadas pero todavía no presentan síntomas también pueden contagiar el virus.
Los lactantes afectados por el síndrome de rubéola congénita pueden transmitir el virus a través de la orina y las secreciones de la nariz y la garganta durante un año o más y pueden contagiar la enfermedad a aquellas personas que no están inmunizadas.
Prevención
La rubéola se puede prevenir poniéndose la vacuna correspondiente. Los programas de vacunación sistemática contra la rubéola son fundamentales para controlar la propagación de la enfermedad y, por lo tanto, también para prevenir los defectos de nacimiento asociados al síndrome de rubéola congénita.
Tratamiento en casa
Por lo general, la rubéola es una enfermedad leve, sobre todo en la población infantil. Los niños infectados generalmente se pueden tratar en casa. Controle la temperatura corporal de su hijo y llame al pediatra si le sube demasiado la fiebre.
Para mitigar las molestias, puede administrar a su hijo paracetamol o ibuprofeno. Evite administrar fármacos que contengan ácido acetilsalicílico, como la aspirina, a un niño que tenga una enfermedad de origen vírico, puesto que su uso en tales circunstancias se ha relacionado con el desarrollo de una enfermedad grave conocida como síndrome de Reye que puede provocar insuficiencia hepática e incluso la muerte.
Cuándo llamar al pediatra
Llame al pediatra si los síntomas del niño parecen más graves que el cuadro leve descrito previamente.