Banderas Rojas

¿Has notado que tu hijo comienza a rechazar la comida saludable y desarrolla preferencia por ciertos alimentos?

Las banderas rojas son signos que podes tener en cuenta para determinar las conductas alimentarias de tu hijo.

Un niño que no come bien, puede presentar 2 o más de los siguientes comportamientos:  

Se niega a comer y/ o se queja o llora cuando mira su plato.

Juega con la comida.

Come menos de lo usual. Entonces hay que cambiar  la forma y textura de estas comidas para que el niño  cambie estas asociaciones a positivas.

Rechaza los vegetales, frutas, carne o leche.

No le gusta masticar, come lento.

Pide siempre los mismos alimentos en cada comida.

Hace desorden en la mesa y se distrae mucho durante la comida.

Come excesivamente lento.

Se resiste a probar nuevas opciones de comida.

Muestra desinterés general por las comidas.

Cuando se le ofrece algún alimento nuevo, por primera vez, se niega a probar.

Puede llegar a comer un alimento al que siempre se niega, cuando esta camuflado o disfrazado con otro alimento que es de sus preferidos.

No todos los niños que comen mal tienen bajo peso o por el contrario, sobrepeso. Tener malos hábitos alimentarios no siempre se traduce en un peso alterado. Estos niños pueden tener un desarrollo físico normal y no verse reflejado en la balanza. Ahora, cuando el peso se encuentra por debajo de los parámetros normales, es fundamental la consulta nutricional.

La solución es la EDUCACIÓN ALIMENTARIA

Esto significa que el niño adquiera hábitos de alimentación correctos y que lo pueda continuar durante toda su vida. Esta tarea requiere mucha paciencia y un determinado tiempo para poder llevar adelante diferentes tareas de aprendizaje con el niño/a.

¿QUÉ SE PUEDE HACER MIENTRAS TANTO?

Las rutinas son importantes para lograr instaurar los hábitos. A continuación algunas ideas:

  

1.   Ser sistemáticos ya que los cambios se dan de forma lenta.

2.   No dar de comer entre comidas (aún si no quiso comer la comida)

3.   Comer en un lugar fijo (siempre en el mismo sector de la casa), manteniendo sitios estables para cada miembro familiar, incluyendo el nene/a

4.   Comer en familia y todos sentados, en caso de que el niño coma solo por cuestiones de horarios, es importante que el adulto que le ayude esté sentado para darle ejemplo.

5.   No dejarle juegos cerca, comer es un acto en sí mismo.

6.   Anticipar todas las conductas que luego él puede demandar:
Lavarse las manos, ir al baño y hacerlo antes de empezar.

7.   Antes de empezar recordar las normas básicas, aquello que esperamos de él:
      a.   Que se quede sentado el tiempo que dura la comida
      b.   Terminar de comer en el tiempo marcado.
      c.   No jugar con nada.

8.   Reforzarlo positivamente cada vez que esté sentado: “Que bien se sienta mi hijo para comer su comida”

9.   No decirle nada, no hacerle caso cuando se levante o tenga una conducta negativa (ignorarlo)

10.   Sacarle el plato de comida cuando todos hayan acabado y se considere que la hora de comer ha acabado.

11.   Entre plato y plato, si está nervioso, puede ayudar a su madre a traer el segundo plato, ir a buscar agua… siempre acompañado de un adulto lo que impedirá que por el camino se distraiga con otra actividad.

12.   Llenar poco el plato. Es preferible que vea poco, coma y pida repetir.

13.   Considerar que no todos los días el niño/a va a tener el mismo apetito, algún día será más y otro día menos.

14.   Marcar el tiempo que tiene para comer, si es necesario enseñarle con un reloj para que identifique hasta cuando tendrá tiempo.

15.   NUNCA obligarlo a comer, aunque no quiera comer NADA.

AYUDA EXTRA

Hay que asumir que para este proceso de educación  tu hijo/ a precisará un tiempo de aprendizaje y, en el caso que exista un aporte nutricional deficitario, podrá ser una ayuda extra, utilizar un suplemento completo y balanceado específico para niños.

Así, se aseguran los aportes nutricionales mientras se está educando en la alimentación, teniendo en cuenta que es un proceso largo y progresivo.

Un suplemento completo y balanceado permite de este modo que los padres estén más tranquilos y puedan ejercer mucho mejor una correcta educación alimentaria-nutricional.  Consulta con tu pediatra