¿Cómo abrigar al bebé correctamente?
Abrigar al bebé en épocas de frío es fundamental, pero si no lo hacemos correctamente y nos excedemos, corremos el riesgo de que su cuerpo llegue incluso a tener febrícula (por encima de los 37º).
Los padres podemos ser muy exagerados, tanto es así que no es extraño ver un bebé vestido como un esquimal: con buzo, manoplas, bufanda, saco para la silla… Yo he llegado a ver bebés con todo ese despliegue y además dentro del plástico contra la lluvia en días en los que no caía ni una gota de agua. Si esos bebés fueran capaces de protestar, lo harían con seguridad.
Las mantas de lana polar es material a base de plástico que no transpira. ¿Qué puede ocurrir entonces? Los bebés pueden sudar en exceso, sobrecalentarse demasiado o incluso quedarse fríos ya que el sudor no se evaporaría y permanecerían mojados.
Es más, los materiales polares, además de incrementar la temperatura del cuerpo, pueden provocar enfermedades respiratorias ya que retienen la humedad del aire y prolongan el contacto del niño con esa humedad.
¿Cómo abrigar al bebé correctamente?
El termostato de los niños es igual que el nuestro, sienten el mismo frío o calor que sentimos los adultos. Es más no sólo no son más sensibles al frío sino que además suelen estar más activos y moverse más por lo tanto, favorece que entren en calor. Lo mejor es aplicar el sentido común. En el caso de los bebés menores de un mes, que regulan peor la temperatura sí se hace necesario aplicar la regla de ‘una capa más que a los adultos’.
Si el bebé vaya en cochecito y dispones de un saco para el mismo, es importante valorar la ropa que lleva. Sólo hemos de imaginar lo que sentiríamos nosotros si tal y como salimos a la calle nos meten en un coche con mantas. Depende del frío que haga será necesario eliminar capas de ropa o no.
En caso de que llevemos a upa al bebé, es importante recordar que nosotros daremos calor al bebé en las partes que están en contacto con nuestro cuerpo, por lo tanto, no hemos de abrigarlas en exceso y sí preocuparnos más de las que lleva al aire.
4 Tips para abrigar a un recién nacido
1. Una prenda más
Hasta los tres meses, a los recién nacidos les cuesta regular su temperatura corporal y pierden calor fácilmente. Tienen poca grasa y además se mueven poco.
Los cambios bruscos de temperatura no son buenos para tu recién nacido. Así que lo mejor es que pienses qué actividad vas realizar y cuánto tiempo durará, si vas a estar en lugares cerrados con calefacción o al aire libre.
Lo mejor es que lleve varias capas delgadas que pocas capas muy gruesas, así si entras en un lugar en el que la temperatura es más alta podrás sacarle alguna prenda para evitar que se sofoque y sude y su ropa quede mojada pudiendo resfriarse.
Por eso como norma general, el mejor consejo es que tu bebé recién nacido siempre debe llevar una prenda más de ropa de la que tú llevarías.
2. Tipo de tejido
La ropa del recién nacido ha de ser holgada y de algodón ya que la dejan transpirar, absorben el sudor y no provocan alergias.
No olvides que la ropa de lana no debería estar en contacto directo con su piel, ya que pueden ser muy irritantes, e incluso inhalar parte de la lana por su pequeña nariz.
Además, es muy importante que quites todas las etiquetas, para evitar que le rocen o le molesten.
3. La temperatura de la casa
También es esencial que en casa tu hijo se sienta a gusto y protegido.
Recordá que la temperatura ideal en el hogar está entre 20 y 22 ºC y que es necesario ventilar bien todas las mañanas para renovar el aire.
Además el calor de las calefacciones reseca las fosas nasales de tu bebé, lo que puede dificultar su función protectora ante los microorganismos. Por eso, es conveniente que humedezcas un poco el ambiente, para ellos lo mejor es colocar encima de algunos radiadores recipientes de cerámica con agua.
4. Reconocer si tiene frío o calor
Si tenemos dudas de si está abrigado o no, tocándole el cuello o la espaldita, por debajo de la ropa es posible percibir su temperatura y comprobar si la ropa está mojada porque ha sudado, en cuyo caso debemos cambiarle de manera inmediata.
Las manos y los pies no suelen ser un buen parámetro para determinar si tiene frío o no, porque, sobre todo en los bebés más chiquitos, suelen estar fríos siempre, debido a que aún no regulan bien la temperatura corporal.
Por eso el mejor termómetro que tenemos en nuestro recién nacido es tocarle la nariz.
Como vemos, en el recién nacido tanto el frío como el calor excesivos son malos, y como todo en la vida, hay que saber encontrar el justo equilibrio.